He tenido la suerte de vivir varias vidas. Siempre fue uno de mis objetivos. Y he podido aprovechar las oportunidades para que así fuese. No creo que haya sido cuestión de suerte, aunque no todas las variables dependiesen de mi.
He tenido el privilegio de estar sentado en distintos puntos de la mesa y contemplar algunas realidades desde diferentes ángulos y desde distintos puntos de vista. Y todo esto tiene que ver con los escenarios y las condiciones en que las personas vivimos y convivimos. Tiene que ver con la dignidad como epicentro, hacia dentro y hacia fuera de la piel. Y con cómo contribuir a la creación de espacios de convivencia positiva y encuentro para que sean una realidad cotidiana.
Ahora busco hacer las cosas mejor; la excelencia siempre fue un leitmotiv. Reconciliarme con mis temores para poder hacer las cosas de otra forma y explorar lo que desconozco, escuchar al diferente, mirar lo distinto y no tener siempre razón. Seguir alimentando una curiosidad congénita. Desaprender y deconstruir para generar el cambio necesario; sólo el necesario. Y desde ahí, sumar a cuantos más mejor y coger juntos impulso para imaginar, pensando en un futuro que tal vez no veremos, pero que será resultado de lo que hoy aquí se decida.
Llegados a este punto del camino, me defino como catalizador del cambio social y dinamizador de iniciativas orientadas al bien común con impacto en las personas y en los ecosistemas a nivel social, natural y virtual. Y en ello estamos.